Él la veía a lo lejos y sonreía porque era la mujer más bonita que había visto en toda su vida, era la mujer más inteligente y sincera que conocía. Era la mujer con la que quería compartir el resto de su vida... aquel vestido blanco largo, y las flores de su pelo la hacían aún más deseable. Ella también sonreía y venía caminando lentamente con su padre agarrado del brazo, al son de la música y un ramo de flores. Estaba enamorado de esa mujer, no lo podía evitar. Y allí estaba mirándola como el resto del mundo... aunque con una pequeña diferencia: Él era la única persona en toda la iglesia que no quería que esa preciosa mujer se casase con su mejor amigo. Sí, exacto... estaba enamorado de la prometida y pronto esposa de su mejor amigo pero no iba a decir nada. Lo único que podía hacer era olvidarse de esos sentimientos y darle la enhorabuena por su boda.
Amaba a esa mujer, pero era la prometida de su amigo, su prometida.
- Historias de amores imposibles...