Sé, de antemano, que nunca leerás esta carta. Lo sé. Pero de todas formas la escribo, para desahogarme y para entenderme a mi misma. No te preocupes, no necesitaré respuesta, también puedo responderme a mi misma. No soy tonta y me doy cuenta de que aunque yo esté enamorada de ti tú nunca te fijarás en mi. Ni si quiera nos hablamos. Te veo por los pasillos del instituto. Y nada más. Llegaste hace dos años, eras el nuevo. Guapo, inteligente pero desastroso, el típico macarra que pasa de todo pero en el fondo es buena persona e incluso me atrevo a decir que sensible. Cuando llegaste no tenías amigos, la gente pasaba de ti y tú pasabas de la gente. Supongo que no te acordarás, pero yo fui la primera persona que te dirigió la palabra. Te pregunte tú nombre y de donde venias. Me contestaste, yo te dije mi nombre. Me sonreíste y ya está. En ese momento yo me enamoré de ti. Poco después te juntaste con quien no debías, te juntaste con el grupito más asqueroso de todo el instituto, los que se creen superiores y van de machotes. Te juntas con ese tipo de gente pero yo se que no tú no eres así. Lo sé por aquella sonrisa que me regalaste el primer día. Y que después de dos años no he conseguido sacarme de la cabeza. Tú ni si quiera te acordarás de eso, no sabrás mi nombre. Simplemente sabes que existo porque te cruzas conmigo de vez en cuando, el la calle y en el instituto...
Seguramente acabarás saliendo con alguna fulana rebelde que se fume un cigarrillo cada cinco minutos, que escuche la misma música que tú y que vaya por la vida de mujer fuerte. Nunca saldrías con alguien como yo, alguien que llora con las películas, alguien que casi nunca se salta las reglas. Alguien como yo, que nunca se a sentido fuerte ni superior, una blandengue presumida. Una estúpida que te escribe cartas que nunca leerás...
En fin, creo que habrá quedado claro pero... TE QUIERO.
Firmado: la estúpida que te escribe.