- Hola... ¿interesante la lectura?
- Eh... sí... - Le miró sonrojada, sí, era muy guapa. Su mirada estaba llena de ilusión, alegría...
- ¿Qué libro es? - Esta vez no responde, le enseña la portada con una sonrisa tímida. Él hace un gesto como preguntando si se puede sentar a su lado, ella asiente con la cabeza.
- Y... ¿está bien el libro?
- Eh... la verdad es que... es que.. no he empezado a leerlo. - Él se sorprende porque no entiende nada, mira el libro y ve que está abierto casi por la mitad, la mira y ella se avergüenza porque no quiere explicarse. - Bueno... es que... el libro solo era para disimular, estaba... bueno.. yo te estaba mirando a ti. - Él le sonríe, ella también. Dios, es preciosa. Dios, es guapísimo. Y así, gracias al destino, a que los dos estaban allí en ese mismo momento empezaron a charlar. Y a lo lejos se ve venir a otra chica con prisa que viene preocupada porque llega demasiado tarde a una cita, una cita que nunca tuvo porque ella no estaba allí cuando tenía que estar.