Páginas

6 de junio de 2013

Bendita infancia.



Vale, lo reconozco: me da miedo crecer. Y pena, también. Todo es más fácil siendo una niña, inocente y soñadora. Tengo ya 18 años y no quiero alejarme de mi infancia, no quiero pensar en el futuro y mucho menos enfrentarme a él. Pero hace tiempo que no soy la niña que solo come piruletas y ve películas de disney en las que todo sale bien. Sigo haciendo esas cosas, pero tengo más obligaciones y por supuesto, más derechos. Y eso es lo mejor de crecer, que cuando creces tu mundo va creciendo contigo y lo vas viendo todo más claro, vas conociendo todo mejor dándote cuenta de que la vida puede ser muy puta, pero también puede ser jodidamente genial. Bendita infancia digo, porque no sabía entonces que te pueden joder pero que, de la misma manera, tú puedes joder.