- Lo siento, tú no entras en mis planes. El hombre de mi vida no tiene que ser como tú...
- ¿No entro en tus planes? ¿Y cuales son tus planes? Dime, ¿como coño tiene que ser el hombre de tu vida?
- Yo tengo que conocer al amor de mi vida en una fiesta. Tiene que ser un hombre atractivo y guapo como tú, pero no puede ser tan egocéntrico y prepotente. Tiene que ser más humilde, tiene que ser sincero, cariñoso pero no pegajoso, un chico fuerte y vital como tú, pero no puede ser tan alocado, no quiero un gamberro. ¿Lo entiendes? No puedo pasar el resto de mi vida con un cerdo cabrón como tú. Nunca has tenido un detalle romántico conmigo, nunca me has llevado a un sitio precioso a ver las estrellas ni me has susurrado que me quieres.
- Esta bien. Que te vaya bien el la búsqueda del chico perfecto. Aunque creo que acabas de cometer un error.
- ¿Insinúas que tú eres mi chico perfecto?
- No, insinúo que la acabas de cagar pero bien. Toma. Son dos entradas para ver tu película preferida. Después pensaba llevarte al restaurante más caro que conozco, tienes mesa reservada para dos. Ayer me di cuenta de que nunca te había demostrado todo lo que te quiero así que quería hacer una escapada romántica contigo y decirte todo lo que siento. Es la primera vez que planeo algo así para una chica y me acabas de dar calabazas...
- ¿De verdad pensabas hacer todo eso? Dios mío. Soy una estúpida... lo siento.
- Creo que ya es demasiado tarde. Me has llamado egocéntrico, prepotente, gamberro y cerdo cabrón. Espero que algún día encuentres al tu chico perfecto. Adiós.