Supongo que podría acostumbrarme a esto de quererte, a esto de que me hagas feliz sin darte cuenta con cada palabra que me diriges. Supongo que podría acostumbrarme a lo del sufrimiento de amores no correspondidos, a lo que tu sonrisa causa en mis tripas y a ese escalofrío que me recorre por todo el cuerpo cuando me tocas, a eso de las mariposas en el estómago y a lo de que los latidos de mi corazón se multipliquen por mil cuando oigo hablar de ti. Sí, supongo que podría acostumbrarme.