Páginas

9 de julio de 2013

Querida yo, del futuro:

Lo más probable es que ni si quiera recuerdes el día de hoy, porque es un día cualquiera. Es julio, y supongo que recordarás tu verano de los dieciocho años, espero que lo recuerdes. Sé, de antemano, que nunca leerás o leeré esta carta porque todo esto es absurdo. Pero me apetecía decirme a mi misma unas cuantas cosas. Para empezar, espero que seas feliz... a los treinta y tantos o la edad que tenga en ese futuro al que me refiero, espero ser feliz. Feliz en el sentido de que espero que mis sueños se hayan hecho realidad, de una forma u otra. Espero sentirme a gusto con lo que quiera que esté haciendo con mi vida, y como siempre he querido espero estar compartiéndola con alguien que ame, mucho. También quiero decirme, a mi yo del futuro que no se convierta en ese tipo de adultos que dan más importancia al dinero o cosas que pueden proporcionar la "felicidad" que a la felicidad en sí. Osea, que te concentres en ser feliz, en disfrutar de lo que tienes.. sea lo que sea y en dejar de darle vueltas a los que podrías tener. Quiero pensar que todo va bien, que no te has convertido en una desgraciada. Me gustaría que pudieras enviarme una carta tú a mí, para contarme cuando empezó todo a cambiar, quiero decir: cuando empezamos a ser una persona adulta. Quisiera saber si recuerdo la lista de cosas que hacer antes de morir, y si he llegado a cumplirlas, o por lo menos la mayoría. Y cuando. El cuando me interesa, porque no quiero esperar mucho tiempo más para llegar a cumplir mis sueños. La espera aburre, supongo que recuerdas... recuerdo esa espera larga, porque mi yo de ahora pasa demasiado tiempo a la espera de que pase algo diferente. Supongo que sabes a lo que me refiero. Espero no haber dejado de leer y escribir, porque sería una pena ya que es una de las pocas cosas que realmente me gusta hacer, y no quiero que el tiempo me haya quitado eso. En fin, lo único que quería era asegurarme de que en un futuro no me olvido de la chica joven que fue. De mis miedos, mis promesas, mis sueños y todo eso. Querida yo del futuro, nunca olvides quien fuiste. Porque eso sería olvidarte de mí. Y yo no puedo permitir que eso ocurra. ¿A qué venía todo esto? Ah sí, felicidad, recuerda: felicidad ante todo. A los problemas se les planta cara, no se huye de ellos. Ya sabes, todo lo que has ido aprendiendo en esta nuestra vida.
Ahora esto me parece casi absurdo, supongo que en un futuro lo será aún más. 

Aquí, mi yo del presente, del pasado para ti. Te deseo, me deseo, lo mejor.