- Yo no creo en las casualidades, es más creo que todo el mundo debería pensar que son un tópico tonto porque lo usamos como escusa. Y si no tendriamos esa escusa (las casualidades) diríamos la verdad más amenudo, claro, piénsalo. Si no tienes una escusa tienes que decir la verdad. Imagina que tienes muchas ganas de ver a una persona. Sabes que va a ir a un sitio a una hora determinada, y tú también vas para encontrartela allí. Cuando te vea te dirá: '¡anda! que casualidad, ¿que haces tú por aquí?' Sería perfecto poder contestarle: 'no, no es una casualidad, las casualidades no existen he venido porque quería verte'. En mi opinión, nada es casualidad, todo pasa por algo. Tú estás siempre en el lugar apropiado, porque te toca vivir lo que estas viviendo en ese preciso momento. Si estás sentado en un parque leyendo un libro y de repente te encuentras con alguien conocido, no es una casualidad... es que te tenías que encontrar con esa persona justo en ese momento. Es el destino, bueno o también puede ser que esa persona te estuviese buscando a ti, precisamente a ti. ¿Lo entiendes?
- Sí, lo entiendo... entonces tú y yo nos acabamos de encontrar aqui en la puerta del cine porque es el destino, ¿no? ¿Y se supone que tenemos que ver la peli juntos o algo así?
- No, en este caso yo te estaba buscando a ti, porque sabía que ibas a venir a ver mi película preferida y quería verla contigo.
- Oh, vaya... pues vamos a verla.
- ¡Lo ves! Es fantástico, si cuando nos hemos encontrado hubiese estado de acuerdo en que era una casualidad ahora mismo estaría entrando yo sola a ver una película perfecta que quería ver contigo pero como no creemos en las casualidades ahora vamos a verla juntos, como yo quería.
- Tienes razón, así es totalmente fantástico. Porque yo también quiero verla contigo...