- ¿Se necesita un motivo para estar feliz?
- ¿Es por él verdad?
- ¿Él? ¿Qué quieres decir?
- Sé que no se necesita ningún motivo para ser feliz, pero llevo siendo tu amiga desde los 8 años y sé perfectamente que si estás tan contenta es por algún motivo especial, y el único motivo especial que se me ocurre es él. Y sabes perfectamente a quien me refiero...
- Estoy tan feliz por que me alegra el buen tiempo, que el sol me de en la cara, también porque queda poco para mi cumpleaños y me hace ilusión cumplir los 16, y porque he tenido muy buenas notas este trimestre, y tengo dinero suficiente para irme de comprás algún día de estos, porque mañana nos vamos a montar una fiesta tremenda todas juntas, y bueno... quizás también porque ayer me besó.
- ¿Qué? ¿Como que te besó?
- Sí... bueno me acompañó hasta casa y para despedirse me dio un beso... un beso de película. Un beso perfecto.
- ¿Y cuando me lo pensabas contar? No me lo puedo creer... soy tu mejor amiga.
- Bueno, te lo he contado ahora ¿no? Además creí que te lo habría contado él...
- ¡Otro! ¿Él tampoco me lo pensaba contar? Pero que clase de amigos tengo dios mío... mis dos mejores amigos desde la infancia se lían y soy la última en enterarme... increíble.
- No nos hemos liado, solo nos besamos sin más. Y no eres la última en enterarte imbécil, eres la primera.
- Ya... Amiga mía, todo el mundo sabe que estáis coladitos el uno del otro menos vosotros dos... ya era hora de que alguno diese el primer paso... ¿no crees?
- Soy feliz...
- Lo sé.