23 de febrero de 2012
Reflexiones de una noche cualquiera.
Tendríamos que ser capaces de desconectar, de vez en cuando. Ser capaces de sentarnos debajo del sol o de las estrellas... o de la lluvia también, respirar hondo y olvidar por un momento todo. Todo. Miedos, recuerdos, sueños, deseos, palabras, besos. Dejar la mente en blanco y aclarar las ideas, la verdad es que no nos vendría nada mal poder dejar al resto del mundo de lado durante unos minutos. Pero no se puede, aunque lo intentes tu cabecita siempre estará pensando en algo o el alguien... Y ahí está el problema, que aparte de no poder dejar la mente en blanco hay veces que no somos capaces de cambiar nuestros pensamientos a otra cosa, no somos capaces de controlar nuestra mente, es demasiado complicado. Y... por mucho que quiero no me lo saco de la cabeza, y siempre vamos a lo mismo, lo sé, pero es lo que hay. Él. Aquí está, acomodado en mi mente... se ha traído un saco de dormir, creo que pretende quedarse mucho tiempo ahí... y ni si quiera todos los exámenes que he tenido han conseguido echarlo de mi cabeza. Absurdo, pero cierto.
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