"¿Te das cuenta?" dijo, serio, demasiado serio para lo que acostumbraba. "Te has pasado toda tu puta vida soñando y no eres capaz de luchar por tus sueños." La miró casi enfadado y apunto de gritar. Pero en el fondo sabía que no serviría de nada, que ella se quedaría allí, quieta. Mirando por la ventana sin contestar, como hacía siempre. Soñando pero sin luchar. Soñaba con salir ahí fuera y cantar delante de todo el mundo, adoraba cantar pero nunca lo había hecho delante de nadie. Soñaba con él, con estar con él pero no era capaz de decírselo. Y no dijo nada más, simplemente se quedó callada. "¿No vas a decirme nada no?" siguió diciendo él. "Sólo te diré que algún día te arrepentirás, eres preciosa, y te he oído cantar a escondidas... ¿sabes? creo que tu voz suena como la de un ángel, que si salieses hay fuera y demostrases lo que vales todo el mundo te querría. Brillas pequeña, pero no te dejas ver, te escondes entre estas cuatro paredes y esas ropas oscuras. Algún día reaccionarás, lo sé. Solo deseo que no sea demasiado tarde... porque el mundo se cansará de esperarte, y yo también." Se dio la vuelta y se marchó, dejándola ahí sola... cuando le oyó salir por la puerta ella por fin dijo algo, algo que nadie podría oír, solo esas cuatro paredes en las que se encerraba: "Lo haré... por ti, te lo prometo."
Pero esta historia no cuenta el final... así que nunca sabréis si luchó o no, y yo... tampoco. Por que eso se queda guardado en mi imaginación, como otras muchas cosas.
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