Voy a hablar de finales por esto de que el verano se ha acabado y estoy... triste, en realidad no es triste la palabra adecuada pero es que tampoco sé exactamente como me siento, digamos apenada. Da igual, el caso es que no estoy contenta, ni feliz, ni emocionada porque no soporto la idea de que ya haya vuelto la rutina, esto de ir a clase durante todo el día, y que sea siempre igual. Y, ya sabéis, en estos momentos que te pones triste por empezar y porque se hayan terminado las vacaciones te da por recordar todo lo que has vivido en verano... y joder, si que has vivido cosas porque son muchos días libres, para hacer lo que te de la gana. Y ahí está lo bueno. Que no hay rutina, en verano se improvisa... se vive. Vivir de verdad.
Entonces los recuerdos del verano duelen, porque ya solo son recuerdos y echas de menos muchas cosas, y mucha gente, y muchos sitios, hasta las cosas que odias... levantarse con ese calor insoportable y todo eso. Pero eso pasa siempre que se acaba algo bueno, porque lo malo que tienen las cosas buenas es que como todo en esta vida tienen final y los finales de buenos ratos traen nostalgia y deseos de volver a empezar pero... no se puede. Asique toca esperar, quién sabe a qué. Al próximo buen rato, supongo.
De momento yo seguiré recordando el verano, una y otra vez, y martirizándome pensando en lo bonito que sería volverlo a empezar.
Y todo es tan bueno cuando dura... Los recuerdos siempre pellizcaran nuestro corazón.
ResponderEliminarBesos